Este próximo domingo, 17 de marzo, se celebra el IV Día de las Vías Pecuarias y Caminos Públicos. Las vías pecuarias son los caminos que se utilizan desde hace siglos para realizar la trashumancia: el traslado que los pastores hacen del ganado vacuno, ovino y caprino con el fin de aprovechar los pastos en función del clima. De este modo, los animales con sus pastores, en verano ascienden hasta los puertos o zonas de alta montaña y en invierno se desplazan hasta zonas más llanas con una climatología más templada. Actualmente, España cuenta con 125.000 kilómetros de estas rutas que se consideran de bien público. Las vías pecuarias, además de ser una actividad extensiva tradicional que posee un relevante papel como “reservorio de biodiversidad”, también mantiene vivas historias y manifestaciones culturales que deberían considerarse como patrimonio material e inmaterial.
Diversas entidades han firmado un texto referido a este día, que reproducimos en Diario 24 Emprende:
“El mantenimiento de la ganadería extensiva, que, a falta de una definición oficial se puede entender como un conjunto de prácticas agronómicas y zootécnicas, medioambientalmente sostenibles y respetuosas con el bienestar animal; y encaminadas a obtener un lucro personal por parte del ganadero y un lucro colectivo por parte de la sociedad, en forma de servicios ecosistémicos; debe ser tratada de forma diferencial en las normativas europeas y nacionales; apoyada y discriminada positivamente de otras prácticas ganaderas más agresivas con el medio ambiente y con el consumo de insumos.
Este año, más que nunca, debemos reivindicar el mantenimiento, la conservación y el uso de las vías pecuarias como vertebradoras de un modo tradicional de vida: la ganadería extensiva y los actos de custodia del territorio. Asistimos, en los últimos tiempos, a la revuelta pacífica de las gentes del campo demandando, entre otras cosas, la simplificación administrativa que traba a sus procesos productivos, más aún a la ganadería. Las Administraciones Públicas nos han convertido; a falta de ganadería en las sierras, prados y rastrojeras, en “pastoreadores de papeles”, con una frustración creciente que también alcanza al personal funcionario que ven cómo tienen que hacer cumplir normas baldías que surgen desde despachos lejos del campo y que no tienen en cuenta los territorios y sus particularidades.
En los últimos tiempos se manifiesta una dualidad perversa que afecta a la trashumancia, vertebrada a través de las vías pecuarias y que conforma el gradiente máximo de extensificación ganadera, la ganadería extensiva. Desde la urbe, nos encontramos con algunos movimientos, alejados de la realidad ganadera y del terruño, que deterioran la imagen de la ganadería, auspiciados y ayudados por unas desinformadas autoridades que no son capaces ni siquiera de definir y legislar términos tan relevantes como pueden ser la ganadería extensiva ni cuidar la producción de los alimentos que consumen sus electorales. Todo a favor del capital y las reglas de su juego. Por otro lado, el acercamiento del gran público a la trashumancia y a la cultura pastoral en general, se asemeja más a una recreación de animación, alejada de la realidad, que a las prácticas tradicionales que llevaron la trashumancia y a las vías pecuarias a tener una importancia vital para el desarrollo y progreso del que gozamos en este país.
Por que queremos un campo vivo y habitado, porque queremos llegar a 2026, Año Internacional del Pastoreo con una ganadería ambiental real y digna.
– Asociación Nacional de Criadores de Oveja Montesina (ACRIMON)
– Asociación Nacional de Criadores de ganado caprino de raza Negra Serrana Castiza (ANCCA)
– Asociación Nacional de Criadores de ganado caprino de raza Blanca Andaluza (ABLANSE)
(Estas tres Asociaciones firman este artículo en el marco de Coexistir Mágina)“