Que los Mercados de Abastos son mucho más que comercios agrupados en un mismo edificio es algo de lo que nadie duda. Los mercados son patrimonio de los barrios en los que se encuentran, punto de encuentro de la vecindad y lugar de calidad contrastada de los productos puestos a la venta.

Pero también es indudable que se trata de unos sitios donde se mueven toneladas de mercancía cada día, en ocasiones siete días a la semana, y es primordial que se adapten a los nuevos tiempos en todos los sentidos. En ese aspecto, que se hagan más sostenibles en su trabajo diario era algo que había que afrontar más pronto que tarde, y por eso nació ‘Sensibilización sobre sostenibilidad en los mercados de abastos en la provincia de Sevilla’.

Para empezar, hay que recordar que muchos de los mercados de la provincia se encuentran englobados en la Federación de Mercados de Abastos de Sevilla -FEMASE-, creada el 19 de julio de 2018 como fruto de la inquietud de los y las representantes de distintos establecimientos unidos, que reclamaban contar con un órgano que velase por los intereses comunes de sus organizaciones.

Se trataba, no solo de tener al amanecer los mejores pescados, fruta o especias al servicio de la clientela, sino de luchar por intereses comunes, pero, y esto es importante, sin perder la identidad de cada una de ellos, protegiendo los valores conjuntos que ofrecen estos formatos comerciales.

En ese ámbito de trabajo, las personas responsables de los mercados de abastos, y unidas mejor todavía, cumplen una importante función para la población, como es el abastecimiento de productos frescos, convirtiéndose también en factor de lucha contra la España vaciada, pero no hay que dormirse en los laureles, y hay que trabajar en objetivos como la mejora competitiva, en términos empresariales, de generación de empleo y de impacto social, consiguiendo así la mejora de toda la sociedad.

Así, con la ayuda de la Dirección General de Comercio de la Consejería de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo de la Junta de Andalucía, se activó un proyecto destinado a la puesta en valor de un modelo comercial más sostenible, con un elevado nivel de servicio y atención a quien acude a realizar sus compras, ofreciendo productos frescos y de calidad del entorno más cercano, con una menor incidencia en la generación de la huella de carbono de su impagable labor.

Se ha tenido en cuenta todo, incidiendo en factores como el transporte de los productos, su almacenamiento y el traslado hasta los puntos de venta, sin olvidar que es importante pasar por los embalajes, la presentación a quien consuma los productos en paquetes y bolsas, el acceso de los consumidores y de la plantilla laboral hasta los puntos de venta, y hasta toda la actividad relacionada con la promoción y el desecho final de productos.

La visión de contenedores llenos de desechos cuando termina la jornada comercial en los mercados de abastos de la provincia es algo inevitable, pero se puede trabajar para que sea útil la generación de muchos residuos, aunque es cierto que el comercio de proximidad es el formato que menor impacto tiene sobre el medio ambiente por su cercanía a quien consume y por sus buenas prácticas.

Pero como siempre hay margen de mejora se decidió activar este proyecto, y además hacerlo sobre el terreno, y nunca mejor dicho, porque una buena parte de los  y las profesionales de los mercados de abasto tienen aún ciertas reticencias al uso de las nuevas tecnologías, de modo que hubo que trabajar cara a cara con ellos y ellas en sus propios puestos, con unas cuestiones que arrojaron datos muy llamativos, como que el 59 % de las personas que trabajan en una plaza vendiendo ya ha introducido medidas para reducir el uso de materiales no renovables, o que el 75 % ha introducido alternativas para reducir el uso de plásticos.

Es verdad que productos como el pescado fresco se asocian con una bolsa de plástico, por ejemplo, de cara a que el envoltorio se estropee lo menos posible antes de llegar a casa, pero hasta en esos detalles ínfimos se está trabajando para que el proyecto sea un éxito.

Cómo está evolucionando se puede consultar en la plataforma https://sostenibilidadfemase.es/ -abierta a todos los dispositivos-, y que no es una simple página web. Mediante su uso, las personas responsables de los puestos en los mercados se pueden poner en contacto con empresas de reciclaje para consultarles sobre su labor o incluso contratar sus servicios, además de, como uso más concreto, localizar en un mapa los mercados y las propias empresas, o consultar soluciones sostenibles para su labor.

Y es que el estudio de campo ha arrojado resultados que hay que analizar, como el que habla de que un 63 % aún no ha implementado medidas de energía renovable o eficiencia energética, y solo un 17 % trabaja con acciones destinadas a la conservación del agua.

Los resultados del programa son de vital importancia para FEMASE, sobre todo porque esta asociación nació con la finalidad de proteger y poner en valor el formato comercial de los mercados, al ser espacios sostenibles tanto social como económicamente, indispensables para la venta de productos kilómetro cero, y con un 80 % de sus ventas de alimentación fresca, distribuida entre frutas, verduras, carnes y pescados, son procedentes de plantaciones y/o venta de proximidad.

Ahora, con toda la información recogida se van a elaborar una serie de estudios segmentados según la actividad comercial a la que se dediquen (alimentario, no alimentario y servicios) para obtener una visión específica sobre cuáles son las necesidades en materia de sostenibilidad de cada producto, residuos que se generan según el producto, identificación de las barreras y limitaciones en la gestión o actuaciones de difusión y formación realizadas.

El camino es apasionante, y una buena parte del recorrido, sostenible, por supuesto, ya está en marcha.

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