Hay lugares que se convierten en referencia para determinados ámbitos en todos los pueblos. En el sector de la hostelería, Galaroza recuerda establecimientos que dejaron huella, como ‘La Pacheca’ o, más recientemente, el Pub de Julio. Otro de ellos es el Bar Venecia, que lleva siendo destino habitual de muchos clientes desde hace más de sesenta años.
En este bar puede comprobarse la sucesión de emprendedores que han pasado por su barra, en una auténtica muestra de relevo empresarial. Personas que han gestionado el lugar, aportándole su sello e intentando crear dinamismo económico y recreativo. Ahora, tras un tiempo cerrado, vuelve a abrir sus puertas el día 1 de julio de la mano de Carolina Civit, y es un buen momento para repasar la trayectoria de este lugar que ha llenado las vidas de muchos vecinos y visitantes.
De los estudios que la Asociación Cultural Lieva está llevando a cabo sobre iniciativas de emprendimiento en la historia contemporánea serrana, con la colaboración de la Fundación Unicaja, se desprenden datos de mucho interés.
El primer propietario del Venecia fue José María Ortega, apodado cariñosamente ‘Jerrerito’, a finales de los años cincuenta y principios de los años sesenta del siglo pasado. Ya se denominaba entonces como ‘Salón Venecia’, según algunas fotografías antiguas publicadas por su yerno, José Muñiz Tavira, en alusión al barrio cachonero de Venecia, llamado así porque en la zona desaguaban las aguas de diversos manantiales y desgües, dejando el lugar como una laguna que rememoraba el aspecto de la ciudad italiana. Esta parte baja del pueblo fue arreglada y mejorada desde el punto de vista higiénico, sanitario, ornamental y recreativo por el alcalde republicano Luis Navarro a mediados de los años treinta.
Se convirtió pronto en el centro de animación del barrio, entre otras razones porque allí tenía la parada el autobús de la empresa Casal que a diario hacía varios recorridos hacia Sevilla, Rosal de la Frontera y otras localidades.
Los vecinos bajaban a ver el ‘Saure’, como denominaban al vehículo por ser de la famosa marca suiza ‘Saurer’, esperaban a familiares que volvían al pueblo, saludaban a los viajeros y visitaban el bar.
Más recientemente, todo el pueblo recuerda a Avelino Tristancho, que arrendó el bar en 1974, el mismo año que trasladaron la parada del autobús hasta la zona de El Cenagal. Este nuevo inquilino sufrió un incendio en el local cuando su hija mayor apenas tenía seis meses, y pudo salir adelante con la ayuda de todo el pueblo. De hecho, reconoce que en su reconstrucción le ayudó mucho el alcalde Juan Pérez y, tras salir de aquella ruina, le puso al bar el sobrenombre de ‘La Solera de los Bares’, en alusión a su trayectoria y a su resiliencia. Fueron más de tres décadas con el bar abierto, en las que tuvo anécdotas de todos los colores. Allí estuvo nada menos que Lola Flores, cuando actuó en las fiestas patronales de Galaroza, y conoció a toreros como Manuel Benítez ‘El Cordobés’. En general, acogía a los huéspedes que se alojaban en el cercano Hotel Venecia, otro de los pulmones del barrio.
Avelino recuerda algunas de sus famosas tapas, como las morcillas de lustre y los revoltillos, y agradece el gran papel que tuvo en esta lucha su familia, en especial su esposa Angelita.
Este emprendedor, oriundo de Las Chinas y que todavía sigue yendo a cultivar la huerta cercana, alquiló su establecimiento, una vez ya comprado el inmueble, a diversos continuadores de su labor.
Se recuerda a los hermanos Carranza, a Domingo y sobre todo a Javier, que estuvieron muchos años como gestores del Venecia; especial relación tuvo Avelino con este último, cuya amistad mantiene a pesar del tiempo y con quien “cualquier discusión por motivos políticos quedaba saldada tomando una copa juntos”. También a Lola Franco, a Vicky Rey, a Jairo Carranza y su hermano Rubén, a Inma y Luis, o a Mónica y Francisco.
En 2004 se inició la segunda reforma del edificio, que mejoró la vivienda de la planta superior y cambió la fisonomía del bar. Ahora, una nueva emprendedora serrana se une a este catálogo de gestores. Se trata de Carolina Civit Ginés, que atesora un amplio bagaje en la hostelería fundamentalmente de Aracena. Carolina empezó a trabajar en el sector en el año 2000, en el bar de Recio. Ha pasado por los bares más emblemáticos de la localidad, como Bar La Placita, Gran Vía, La venta de Aracena, La Bodega del Carmen, Puerta 20 y Experience by Fuster. Es una maestra en la cocina tradicional y quiere darle un enfoque atractivo al bar que va a gestionar en Galaroza.
Con el nombre de ‘Nueva Venecia’, se va a centrar en variados desayunos, menús diarios para ofrecer a los viajeros, tapas y raciones tradicionales pero con un toque distinto, y en general la profesionalidad para generar un buen ambiente que conserve las raíces del bar y le aporte un aire nuevo que atraiga a más gente. Mantendrá las ventajas tradicionales, como son su ubicación junto a la carretera nacional o su vinculación con el senderismo, ya que son cientos los caminantes que toman el Venecia como origen o destino de su ruta.
La reinauguración del bar tendrá lugar el sábado 1 de julio, y de 12.00 a 13.00 horas se invitará a degustaciones. Carolina ya se ha integrado en la Asociación de Empresarios, Comerciantes y Autónomos de Galaroza, con los que espera establecer una fructífera colaboración, y espera que esta nueva etapa del Venecia esté a la altura de un bar mítico para toda La Sierra.